domingo, 12 de marzo de 2017


EL GATO BANDIDO
Michín dijo a su mamá:
“Voy a volverme Pateta,
“Y el que a impedirlo se meta
“En el acto morirá.
“Ya le he robado a papá
“Daga y pistolas; ya estoy
“Armado y listo; y me voy
“A robar y matar gente,
“Y nunca más (¡ten presente!)
“Verás a Michín desde hoy”. 
Yéndose al monte, encontró
A un gallo por el camino,
Y dijo: “A ver qué tal tino
“Para matar tengo yo”.
Puesto en facha disparó,
Retumba el monte al estallo,
Michín maltrátase un callo
Y se chamusca el bigote;
Pero tronchado el cogote,
Cayó de redondo el gallo. 
Luego a robar se encarama,
Tentado de la gazuza,
El nido de una lechuza
Que en furia al verlo se inflama.
Mas se le rompe la rama,
Vuelan chambergo y puñal,
Y al son de silba infernal
Que taladra los oídos
Cae dando vueltas y aullidos
El prófugo criminal. 
Repuesto de su caída
Ve otro gato, y da el asalto,
“¡Tocayito, haga usted alto!
“¡Déme la bolsa o la vida!”
El otro no se intimida
Y antes grita: “¡Alto el ladrón!”
Tira el pillo, hace explosión
El arma por la culata,
Y casi se desbarata
Michín de la contusión. 
Topando armado otro día
A un perro gran bandolero,
Se le acercó el marrullero
Con cariño y cortesía:
“Camarada, le decía,
“Celebremos nuestra alianza”;
Y así fue: diéronse chanza,
Baile y brandy, hasta que al fin
Cayó rendido Michín
Y se rascaba la panza. 
“Compañero, dijo el perro,
“Debemos juntar caudales
“Y asegurar los reales
“Haciéndoles un entierro”.
Hubo al contar cierto yerro
Y grita y gresca se armó,
Hasta que el perro empuñó
A dos manos el garrote;
Zumba, cae, y el amigote
Medio muerto se tendió. 
Con la fresca matinal
Michín recobró el sentido
Y se halló manco, impedido,
Tuerto, hambriento y sin un real.
Y en tanto que su rival
Va ladrando a carcajadas
Con orejas agachadas
Y con el rabo entre piernas,
Michín llora en voces tiernas
Todas sus barrabasadas. 
Recoge su sombrerito,
Y bajo un sol que lo abrasa,
Paso a paso vuelve a casa
Con aire humilde y contrito.
“Confieso mi gran delito
“Y purgarlo es menester,
Dice a la madre; “has de ver
“Que nunca más seré malo,
“¡Oh mamita! dame palo
“¡Pero dame qué comer!


SIMÓN EL BOBITO

Simón el bobito llamó al pastelero:¡a ver los pasteles, los quiero probar!-Sí,
repuso el otro, pero antes yo quiero ver ese cuartillo con que has de pagar.Buscó en los bolsillos el buen Simoncitoy dijo: ¡de veras! no tengo ni unito. A Simón
el bobito le gusta el pescadoY quiere volverse también pescador,Y pasa las horas sentado, sentado,Pescando en el balde de mamá Leonor. Hizo Simoncito un pastel de nieveY a asar en las brasas hambriento lo echó,Pero el pastelito se deshizo en breve,Y apagó las brasas y nada comió. Simón vio unos cardos cargando viruelasY dijo: -¡qué bueno! las voy a coger.Pero peor que agujas y puntas de espuelasLe hicieron brincar y silbar y morder. Se lavó con negro de embolar zapatosPorque su mamita no le dio jabón,Y cuando cazaban ratones los gatosEspantaba al gato gritando: ¡ratón! Ordeñando un día la vaca pintadaLe apretó la cola en vez del pezón;Y ¡aquí de la vaca! le dio tal patadaQue como un trompito bailó don Simón. Y cayó montado sobre la terneraY doña ternera se enojó tambiénY ahí va otro brinco y otra pateaderaY dos revolcadas en un santiamén. Se montó en un burro que halló en el mercadoY a cazar venados alegre partió,Voló por las calles sin ver un venado,Rodó por las piedras y el asno se huyó. 

A comprar un lomo lo envió taita Lucio,Y él lo trajo a casa con gran precauciónColgado del rabo de un caballo rucioPara que llegase limpio y sabrosón. Empezando apenas a cuajarse el hieloSimón el bobito se fue a patinar,Cuando de repente se le rompe el sueloY grita: ¡me ahogo! ¡vénganme a sacar! Trepándose a un árbol a robarse un nido,La pobre casita de un mirlo cantor,Desgájase el árbol, Simón da un chillido,Y cayó en un pozo de pésimo olor Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco:Y volviendo a casa le dijo a

papá:Taita yo no puedo matar pajarucoPorque cuando tiro se espanta y se va.
Viendo una salsera llena de mostazaSe tomó un buen trago creyéndola miel,Y
estuvo rabiando y echando babazaCon tamaña lengua y ojos de clavel. Vio un montón de tierra que estorbaba el pasoY unos preguntaban ¿qué haremos aquí?Bobos dijo el niño resolviendo el caso;

Que abran un grande hoyo y la echen allí
Lo enviaron por agua, y él fue volanditoLlevando el cedazo para echarla en

élAsí que la traiga el buen SimoncitoSeguirá su historia pintoresca y fiel. 

EL RENACUAJO PASEADOR

El hijo de rana, Rinrín renacuajosalió esta mañana muy tieso, muy majo.Con pantalón corto, corbata a la modasombrero encintado y chupa de boda.-¡Muchacho, no salgas!- le grita mamá,pero él hace un gesto y orondo se va.Halló en el camino, a un ratón vecinoy le dijo: -¡Amigo!- venga usted conmigo,Visitamos juntos a doña Ratonay habrá francachela y habrá comilona.A poco llegaron, avanza ratón,estira el cuello y coge el eslabón,Da dos, tres golpes. Preguntan: ¿Quién es?Soy yo, doña Ratona, beso a usted los pies¿Está usted en casa?-Sí señor, sí estoy,y celebro mucho ver a usted hoy.Estaba en mi oficio, hilando algodón,pero eso no importa, bienvenidos son.Se hicieron la venia, se dieron la mano,y dice Ratico, es más veterano:– Mi amigo el de verde rabia de calor,démele cerveza, hágame el favor.Y en tanto que el pillo consume la jarramanda a la señora traer la guitarra.Y el renacuajito le pide que cuenteversitos alegres, tonadas elegantes y…-¡Ay! de mil amores le hiciera, la venia señora,pero es imposible darle usted gusto ahora,que tengo el gaznate más seco que estopay me aprieta mucho esta nueva ropa.  -Lo siento infinito, -responde la tía Rata-,aflójese un poco el chaleco y corbata,y yo mientras tanto le voy a cantaruna canción muy particular.Mas estando en esta brillante funciónde baile y cerveza, guitarra, canción,la gata y sus gatos saltan el umbral,y vuelve aquello, el juicio final.Doña gata vieja trincha por la orejaal niño Ratico, maullándole: ¡Hola!Y los niños gatos a la vieja ratauno por la pata y otra por la cola.Renacuajito miró este asaltotomó su sombrero, dio un tremendo saltoabrió la puerta y con mano y narices,fue dando a todos, noches muy buenas y felices.



LA POBRE VIEJECITA
Érase una viejecita 
Sin nadita que comer 
Sino carnes, frutas, dulces, 
Tortas, huevos, pan y pez 
Bebía caldo, chocolate, 
Leche, vino, té y café, 
Y la pobre no encontraba 
Qué comer ni qué beber. 
Y esta vieja no tenía 
Ni un ranchito en que vivir 
Fuera de una casa grande 
Con su huerta y su jardín 
Nadie, nadie la cuidaba 
Sino Andrés y Juan y Gil 
Y ocho criados y dos pajes 
De librea y corbatín
Nunca tuvo en qué sentarse 
Sino sillas y sofás 
Con banquitos y cojines 
Y resorte al espaldar 
Ni otra cama que una grande 
Más dorada que un altar, 
Con colchón de blanda pluma, 
Mucha seda y mucho olán. 
Y esta pobre viejecita 
Cada año, hasta su fin, 
Tuvo un año más de vieja 
Y uno menos que vivir 
Y al mirarse en el espejo 
La espantaba siempre allí 
Otra vieja de antiparras, 
Papalina y peluquín. 
Y esta pobre viejecita 
No tenía que vestir 
Sino trajes de mil cortes 
Y de telas mil y mil. 
Y a no ser por sus zapatos, 
Chanclas, botas y escarpín, 
Descalcita por el suelo 
Anduviera la infeliz 
Apetito nunca tuvo 
Acabando de comer, 
Ni gozó salud completa 
Cuando no se hallaba bien 
Se murió del mal de arrugas, 
Ya encorvada como un tres, 
Y jamás volvió a quejarse 
Ni de hambre ni de sed. 
Y esta pobre viejecita 
Al morir no dejó más 
Que onzas, joyas, tierras, casas, 
Ocho gatos y un turpial 
Duerma en paz, y Dios permita 
Que logremos disfrutar 
Las pobrezas de esa pobre 
Y morir del mismo mal.